Desde este museo, comenzamos nuestro viaje por Baena y sus alrededores, que ya os he ido contando en post anteriores gracias a Baena Cultura. En el Museo del Olivar y el Aceite, pudimos desayunar y degustar el aceite de la zona y nos supo a gloria para comenzar el día con fuerza.

Después, nos explicaron paso a paso el proceso de elaboración del aceite de oliva, desde que la almazara recibe las aceitunas para comprobar  y descartar las aceitunas que pudieran estar enfermas o rotas, de las sanas o las recogidas directamente del árbol para poder lavarlas y limpiarlas. Sin pasar más de 48h, se proceden a moler en el molino de muelas de piedra en forma de cono.

Más tarde, la masa o pasta de aceituna obtenida en el molino se bate no superando la temperatura de 29ºC para que no se aceleren los procesos de oxidación ni el aroma. Para separar el aceite (parte oleosa) del resto de componentes de la aceituna como el alpechín (parte acuosa) y el orujo (parte sólida), se procede a prensar colocando la masa de la aceituna en grandes discos de fibra de coco y poliéster trenzado llamados capachos. De esta fase, se separan las partes y se obtiene el aceite, donde es fundamental su conservación en condiciones óptimas.

Os recomiendo la visita a este museo, donde además de aprender el proceso de elaboración del aceite, aprenderéis otros usos que se le pueden dar a parte de en la alimentación. Es un museo muy didáctico y divertido, es perfecto para ir con niños, donde aprenderán mucho mediante juegos.

Tras pasear por las calles de Baena y comer, visitamos el Castillo de Baena, que se encuentra en fase de reconstrucción y donde un arqueólogo nos estuvo explicando las fases y descubrimientos que se han encontrado y como quedará finalmente. Cuenta con unas vistas impresionantes del pueblo. Por último, y también de obligada visita, es el Museo Arqueológico de Baena, distribuido en varias plantas, cuenta con los descubrimientos originales encontrados en el Parque Arqueológico de Torreparedones.