Ya que estábamos en la Laponia Sueca donde el deporte estrella es el Hockey, ¿Por qué no integrarnos con los aficionados del Skellefteå AIK? Así que para empezar una buena noche deportiva, primero acudimos al bar-restaurante All Star Bar, donde su temática era solo dedicada a los deportes, para meternos de lleno en el ambiente previo al partido.
No se si habéis entrado alguna vez a este tipo de bar-restaurante, pero si sois aficionados a los deportes estos sitios te ofrecen casi todos los eventos habidos y por haber en las televisiones que hay repartidas por todo el local mientras disfrutas de unas cervezas y algo de comida rápida antes de irte al gran evento de la ciudad.
Después de tanto deporte, solo quedaba volver a la granja de Caroline y Gunnar para disfrutar de una ligera cena antes de ir a nuestro paseo nocturno con María y los caballos por los alrededores de Stormybergets Lantgård. Mientras que preparábamos los caballos para nuestro paseo, bromeábamos sobre ver una aurora boreal ese mismo día, digo bromeábamos ya que la época de auroras había terminado a finales de febrero y cuando nosotros estuvimos allí era finales de marzo. Pero una vez que emprendimos nuestra marcha a caballo nos fijamos en el cielo y vimos una especie de nube muy estilizada sobre nuestras cabezas a la que no podíamos quitar ojo como bien explicamos en el post que hicimos nada más que terminar el viaje “Crónica de una Aurora Boreal”. Son esos momentos en los que pasas totalmente de lo que estás haciendo y solo te centras en una sola cosa, como si estuvieras embobado, totalmente ausente del mundo real y deseando con todas tus ganas el poder ver una de las maravillas naturales más bonitas del mundo. Y así fue, sin esperarlo ahí apareció sobre nuestras cabezas una de las auroras boreales más grandes que han visto por la zona en mucho tiempo. Podría estar hablando de esto largo y tendido pero creo que las sensaciones y la experiencia la tenéis explicada muy bien en el post que he mencionado antes, pero una cosa que si os puedo decir es que es algo que no olvidaré en mi vida.
Seguimos hablando de la Laponia Sueca, exactamente de Stormybergets Lantgård, para vivir nuestra propia experiencia rural en el norte de Suecia a 20km de Piteå, donde tuvimos que hacer una parada en la oficina de turismo. En nuestra parada nos quisieron sorprender, así que nos dieron un regalo, el cual nos dejó asombrados… Unos tapones para los oídos, con un lema muy bueno para no olvidarse de esta parte del país nunca, “If you ever miss the sound of the Swedish Lapland, just use this” (Si alguna vez extrañas el sonido de la Laponia Sueca, solo tienes que usarlo). Os puedo decir que el lema es totalmente cierto, la tranquilidad de la zona es tal que como se suele decir, se puede escuchar el silencio.
Ya hechas las presentaciones pertinentes en la propia oficina de turismo de Piteå, pusimos rumbo Aniko Villalba, Mikael Sundqvist y yo, a nuestro destino rural, Stormybergets Lantgård, donde nos recibieron Caroline y Gunne dueños de una granja Bed & Breakfast junto a su hija María, dueños de una granja Bed & Breakfast.
Siempre que visitamos un país no solo hay que visitar las ciudades, también es muy aconsejable conocer a los nativos de la zona, ya que ellos podrán explicarte mejor la historia del lugar y sus costumbres. En nuestro caso decidimos ir a conocer a Jonas Sandström, artesano Saamí en la localidad de Sandfors.
Jonas Sandström trabaja haciendo todo tipo de manualidades con las cornamentas de reno y de arce, desde empuñaduras de cuchillos hasta figuritas con todo tipo de detalles. Pero hubo un problemilla técnico… Jonas no se siente muy a gusto hablando inglés, por lo que tuvimos que ir acompañados por una guía la cual tradujera del inglés al lapón y del lapón al inglés para que pudiéramos enterarnos de todo lo que nos contara. Esto es normal que os ocurra si habláis con Saamis, ya que son personas que están muy arraigadas a sus costumbres.