Claro esta que durante nuestro viaje a Cantabria no podía faltar la comida después del desgaste físico que conlleva el estar luchando con las olas. Por eso hay que comer bien para recuperar fuerzas para el día siguiente.
El restaurante del que vamos a hablar es el “Melly”, un lugar bastante pintoresco pero en el que prima la calidad de la materia prima el punto de cocción de sus platos. El restaurante realmente carece de glamour, ya que en su interior engloba restaurante, tienda de chucherías, heladería y un bar-vinoteca. Pero como se suele decir, nunca hay que juzgar el sitio por su aspecto, porque posiblemente puedas perderte algo realmente bueno.
Durante toda la noche, estuvo con nosotros Juan Angulo o como le gustan que le llamen “Chani”, sumiller, jurado de La Nariz de Oro y poeta, que nos amenizo toda la noche con sus historias, sus reflexiones sobre la alta cocina y sobre lo incomidísimo que es el lujo.
Entre todos los platos que pudimos probar, nos quedamos con una de sus especialidades “Bocartes a la sartén” (probablemente los mejores de España), estaban realmente deliciosos, a parte de otros muchos platos como los pimientos verdes rellenos, salmorejo, bocartes al ajillo, etc.
Sin duda alguna podemos decir que todos los platos estaban riquísimos pero creo que realmente los saboreamos más aún por las historias que nos llegó a contar Juan Angulo durante toda la velada sobre los secretos de la cocina, llegando a describir en términos bíblicos “Dios nos manda la comida y el diablo a los cocineros”.
Debido a esta última frase, nos quiso narrar su último poema, que a continuación con el permiso de él mismo os escribimos aquí, para que podáis ver cuanta razón tiene en muchas de sus palabras cuando describe a la alta cocina.
“La Misión. Cocineros y nueva religión”
Quinientos años después, volvemos con otra religión, nuevos dioses y nuevas doctrinas. Inventores de la pólvora, espumas, deconstrucciones, crujientes, esferificaciones, conceptos endiosados, orgullosos mal entendidos, visionarios en pueblos sencillos que aman de otro modo.
Quinientos años después, volvemos con la cruz de los fogones, sotanas de cocinero con el nombre grabado a fuego; fundamos tontódromos cual templos fuera de tiempo y lugar. Estrellas, todas fugaces y de otros cielos.
Quinientos años después, volvemos con nuestras enfermedades de envidia, vanidad y avaricia. Perdonavidas repartiendo los nuevos sacramentos en una legua incomprensible, recetas y platos de un esnobismo enfermo; otorgando el perdón a sartenazos y cocciones al vacío.
Quinientos años después, volvemos a usurparles su oro más preciado: la cuchara, el puchero y la lumbre, la inocencia de la sabiduría, historia milenaria y recetas de subsistencia. Oro a cambio de baratijas, espejos y cucharitas de plástico; oro a cambio de minimalismos y reducciones.
Quinientos años después, regresamos dueños y señores, abanderando la invención delos ceviches, el mojito, lo crudo. Inventamos el mate sólido y esferificamos el sancocho.
Quinientos años después, regresamos sintiéndonos conquistadores orgullosos, salvadores de almas y estómagos ateos. Y seguimos sin aprender de su pasión y de la inocencia que les hace libres entre pucheros y naturaleza pura. Padre, llegue a nosotros el pan de cada día y no nos dejes caer en esta tentación. Amén.
Juan Angulo “Chani”
(Y seré quemado por la inquisición…)
Por último quisiera destacar que el precio medio por persona en el Melly es de 25€ aproximadamente y que la diversión esta asegurada con el dueño de este restaurante.
Foto de Juan Angulo «Chani» | Debocados
Ya me dijo Jesús que acabásteis un poco hartos de boquerones, pero la verdad es que viéndolos se me hace la boca agua… Un besote