La localidad de Bolonia en Cádiz es un paraíso natural, playas vírgenes y naturaleza alrededor; pero si visitas el pueblo no puede faltar una visita al conjunto arqueológico Baelo Claudia, declarado Monumento Histórico Nacional. ¿Lo conoces?

Es uno de los lugares más especiales de la zona gracias a la ubicación en la ensenada del litoral suratlántico, en el Parque Natural del Estrecho, una zona natural marítimo-terrestre que sita entre el Atlántico y el Mediterráneo y que, alberga una gran riqueza natural debido a que a los vientos de levante y poniente aportan una gran riqueza en cuanto a la fauna y flora se refiere.

La ciudad romana de Baelo Claudia fue descubierta en 1917 siendo uno de los mayores hallazgos arqueológicos en toda la provincia de Cádiz, una de las mejores muestras romanas de urbanismo perfectamente planificado y racional.

Gracias a su desarrollo urbanísitico tan bien planificado en el siglo II a.C., hizo que se incorporase rápidamente a la organización jurídico-administrativa de Roma. De esta manera, como sabéis Hispania se dividía en provincias y Baelo Claudia pertenecía a la Bética, que a su vez se fraccionaba en cuatro conventos jurídicos (o ciudades), cuyas capitales eran Córdoba (Corduba), Écija (Astigi), Sevilla (Hispalis) y Cádiz (Gades).

También era un lugar donde se concentraba el comercio marítimo lo que permitió ser puerto de unión con Tanger (Tingis) abriendo una puerta continua de relación con el norte de África.

Fue citada en la antigüedad romana por el geógrafo e historiador griego Estrabón destacando uno de los aspectos más notables de esta ciudad gracias a su especialización en la elaboración de salazones de pescado y captura de atún de la Almadraba, similar a como se pesca hoy en día.  ¿Qué os parece?

Esta información ha sido verificada con claridad, debido a que las mismas fábricas (restos arqueológicos) pesquero-conserveras son las que se encuentran en la zona más próxima a la playa, donde elaboraban productos diversos para distribuir por toda Hispania, tanto salazones piscícolas como salsas de pescado al mismo tiempo.

Salsa Garum

Quizás os suene, o quizás no; y es que la salsa Garum aún se puede probar en algunos restaurantes gaditanos y de la capital madrileña; recreando la original receta romana.  ¿Sabéis cómo se hace?

El garo​ es una salsa de pescado que se elaboraba con las vísceras fermentadas de varios peces, hierbas aromáticas como el hinojo, tomillo, romero; varias capas de salmuera y se enterraba en piletas entre 60-90 días de sol. Tras este proceso, se elaboraba la salsa para después acompañar o condimentar comidas o utilizarla en medicina o cosmética de la élite romana, ya que la clase media o baja no se lo podían permitir dada la complejidad del proceso.

El origen del descubrimiento fue gracias a que varias ánforas que encontraron en la zona, contenían restos de esta salsa y tras analizarla, descubrieron qué tipos de pescados se consumían y su proceso de elaboración. Podéis leerlo en este artículo de National Geographic.

La salsa era elaborada en Baelo Claudia por su estratégica situación y la riqueza de la fauna marina del Estrecho, que tras prepararla se distribuía por toda Hispania e incluso llegaba a todo el imperio de Roma.

Si también queréis probarla en vuestras casas como si fueráis emperadores o patricios romanos, en Amazon hay opciones para elegir.

Visita Baelo Claudia

Una vez comenzamos la visita entraremos por el museo del yacimiento Baelo Claudia, lo que nos permitirá ponernos en situación y conocer más sobre la historia de esta ciudad romana. ¡El mirador nos permitirá ver toda la playa de el Lentiscal y la vista en 360º del complejo arqueológico!

En detalle veremos columnas y objetos de gran valor como pulseras, ornamentos y objetos caseros para los hogares del día a día, que se conservan en muy buen estado. Tras recorrer dos plantas con información ampliamente documentada y audiovisual, bajaremos a descubrir el entorno del yacimiento y el paisaje tan enriquecedor que la rodea. En total tardaremos unos 30 minutos en recorrerlo tras leer toda la información.

Luego saldremos del museo y os recomendamos ver la vista panorámica de toda la ciudad para imaginaros su actividad en la época romana, con un paisaje tan idílico como es el entorno, y con el océano de fondo.

Veremos lugares como la muralla, reforzada con más de cuarenta torres, de las que se conservan las puertas principales de la ciudad. Varias calles empedradas y muy bien planificadas; así como edificios de carácter administrativo como la curia o el archivo, una plaza pública o bien llamada Foro.

El Palacio de Justicia o Basílica que fue posterior, y fue construida en el siglo I d.C. ubicándose en el lado sur del Foro, y que tenía dos plantas con una galería  abierta al patio central donde hacían su actividad los jueces y magistrados. Presidiendo el templo encontramos una estatua colosal de Trajano de mármol. 

También veremos tres templos dedicados a Júpiter, Juno y Minerva y un cuarto dedicado a la diosa egipcia Isis -diosa del amor y la fertilidad-. Lo que más nos asombra a todos los que visitamos la ciudad romana de Baelo Claudia es el Teatro, que tenía un aforo para más de 2000 personas y que se puede ver perfectamente desde todos sus ángulos y fue abierto al público en marzo de 2003.

Sin duda, también se pueden apreciar yacimientos de las tiendas (tabernae), el mercado (macellum), así como un recinto cerrado destinado a la venta de carne y comestibles en general; formado por catorce tiendas y un patio interior como los conocemos también hoy.

En la parte más baja, también se encuentran las termas y los sistemas de abastecimiento de agua de la ciudad que se realizaron por medio de tres acueductos.

Algunos edificios son de la época de Augusto, si bien la mayor parte fue construida bajo el mandato de Claudio, por lo que puede haber ciertas diferencias; pero lo que si se aprecia es que elel centro monumental, -donde se sitúa el foro y todos los edificios necesarios para la organización administrativa-, fue construido de una sola vez, siguiendo un eje perpendicular a la orilla del mar.

Los arqueólogos y científicos siguen trabajando en la ciudad y aún hay mucho por descubrir, tanto es así; que si coméis en el Restaurante Otero o los de al lado, podréis verlos trabajar y extraer nuevos descubrimientos.